En los últimos años, la generalización de los dispositivos de comunicaciones inalámbricos y el desarrollo de multitud de servicios y aplicaciones han hecho que las redes inalámbricas y móviles se hayan convertido en la parte más atractiva y dinámica en el acceso de los usuarios a las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC). Según informes recientes [Cisco, 2017], [Ericsson, 2017], se espera que el tráfico de datos en este tipo de redes se multiplique casi por 10 en el año 2021 y que tres cuartas partes de todo este tráfico sea tráfico multimedia. Además, las previsiones indican que en 2023 habrá más de mil millones de clientes de las futuras redes 5G.

Así, en este contexto, la quinta generación de comunicaciones móviles (5G) se plantea no sólo como como una evolución de las redes 3G y 4G, sino como una solución que ofrecerá nuevas capacidades a la red y la posibilidad de desplegar nuevos servicios. Así, 5G debe dar respuesta a retos más complejos, lo que exigirá un avance tecnológico significativo con respecto al estado actual de la tecnología [Akyildiz, 2016].

Para lograrlo, tanto la industria como la academia coinciden en que el motor de los sistemas 5G estará basado en software. Las funcionalidades de red se ejecutarán en un sistema operativo unificado, especialmente en los bordes de la red (MEC, Mobile Edge Computing), recayendo el funcionamiento de la red en mecanismos emergentes como las redes definidas por software (SDN, Software Defined Networking) o a través de la virtualización de funciones de red (NFV, Network Function Virtualization) con los que se espera conseguir el rendimiento esperado, escalabilidad y agilidad en la red [Blanco, 2017]. En ese entorno, los servicios de red serán ofrecidos a través de una cadena (SFC, Service Function Chain), que proporciona flexibilidad en la red y la gestión de servicios bajo demanda. Por último, uno de los principales beneficios de esta arquitectura virtualizada y basada en software que plantean las redes 5G, permitirá a los operadores desplegar distintas redes lógicas (slices) que pueden ser orquestadas de distinta forma según los servicios concretos que quieran transportar. A grandes rasgos, este es el concepto de network slicing [Ordonez-Lucena, 2017].

Objetivos

  • Gestionar de forma eficiente servicios de red, con distintas características y requisitos, así como diseñar e implementar mecanismos de gestión automática de la red utilizando para ello técnicas novedosas de virtualización de funciones de red en redes programables, que estarán presentes en las redes de próxima generación.
  • Mejora de la gestión de la movilidad en redes heterogéneas.
  • Gestión y orquestación de funciones virtuales de red que permita el mantenimiento automático de la red, optimice su rendimiento y reduzca sus costes operacionales.
  • Necesidad de que estas redes sean seguras.